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sábado, 22 de octubre de 2016

Con Felipe.


Estaba caminando por un callejón, sola, como siempre y de repente me taparon la boca, arrastrándome a una esquina oscura. Una voz que yo conocía muy bien me susurró:
-Hola otra vez, bombón.
Le mordí la mano (la cual lavaré con jabón) y dije en voz alta.
-Qué quieres Felipe?
-Oh, te vi y pensé, que tal saludar a mi novia, a la que amo?
-Y que tal darle una patada en los huevos a mi ex al que odio? He practicado Kick-boxing.
El me agarró de las mejillas y me intentó plantar un beso, a lo que respondí con un puñetazo tardío. Si, el muy ****** me planto un **** beso en la boca.
Escapé de ese callejón. La casa más cercana: la de Kay. Llamé al timbre, llorando y apareció Kay en pijama con cara de haberse levantado ahora llevando en brazos a Alda.
-Celete!!!- gritó ella.
Dake apareció por la puerta frotándose los ojos de puro sueño.
-P-puedo p-p-p-pasar?- dije todavía llorando.
Kay le pasó Alda a los brazos de su hermana y me pasó el brazo por los hombros.
-Claro. Te apetece un café? O un chocolate caliente?
-U-u-u-u-un chocolate, por favor.
La madre de Kay bajó las escaleras.
-Kay, quié- Celeste, que te pasó querida?
Medianoche bajó, también frotándose los ojos.
-Santo Satán que vive donde Zalgo!!! Cariño, pareces Jeff The killer (apodado el mapache) con esas ojeras!!!!
Aldama le habría cambiado su forma de vestir, pero no su personalidad de gótica para siempre.
-Espera, ven conmigo. Dake llévame a mi también un chocolate caliente.
-Por qué?
-Por faaaaa- puso la cara de cachorrito abandonado.
-V-v-vale
Sonreí y cogí en brazos a Alda, quien se estaba a empezar a revolver. Kay me susurró al oído:
-Luego me contarás a mi también.
No sabía que decir...

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