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domingo, 5 de junio de 2016

Más estirados.


Alejandro y yo habíamos intimado. Éramos buenos amigos. Quedábamos muy a menudo cuando alguno no tenía que estar en el despacho del director. Ese chico de verdad me gustaba. Era genial en todos los sentidos.
Bueno, pasaba por el pasillo hablando con él y de repente una chica de mi clase me agarra del pelo. Su nombre es Delia. Sin dejarme, le agarro del brazo y la tiro al suelo. La chica de al lado grita. Su nombre es Camila. Otra estirada. Su padre es el director. Alejandro y yo seguimos pasando por el pasillo y hablando cuando por el megáfono se oye:
<<Alejandro Ríos y Celeste Fernández, acudan a dirección.>>
Nos miramos, resignados y tiramos para allá. Está Camila y su padre. Camila está llorando y su padre le abraza mientras me mira enfadado. Alerta por niñita de papá. Alejandro me susurra:
-Alerta por demasiado cariño. Puajjj...
Me río demasiado fuerte y el director tose y dice:
-Camila puedes irte.
Camila se va mirándome asustada y mirando a Alejandro con un poco de cariño. Alejandro me mira asustado. Lo miro confundida, para acabar con una sonrisa.
-Alejandro, la señorita García le quiere hablar por su pintada en el globo terráqueo.
Miro a Alejandro con guasa. El me mira a mí aterrorizado, pidiendo ayuda. Giro la cabeza. No hay nada que pueda hacer. Alejandro intenta librarse del castigo:
-¿Cómo saben que fui yo?
- Pusiste debajo, Alejandro Ríos estuvo aquí.
Me río muy fuerte, Alejandro me mira enfadado, como diciendo: Cállate!!!! Es demasiado para mí.

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